Cuadernos del Matemático es una revista de vanguardia. Conviven en ella esencias maduras con elixires jóvenes, sin más pretensión que la de mostrar, la de ser espejo del presente. De otra parte, es un lujo literario en el que el rigor se asocia con la experimentación dentro de una presentación impecable.
Cuadernos del Matemático es editada por el Instituto Matemático Puig Adam de Getafe desde finales del año 1988. Dirigida por Ezequías Blanco es uno de los mejores refugios de la poesía en España. Yo he tenido el placer de publicar éstos poemas:
- La memoria Nº 19
- La puerta salada Nº 26
- Snake Alley Nº 2
- No es metáfora.Nº 31
- Como Nº 31
- Es posible Nº31
- Wabi-sabi Nº 31
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NO ES METÁFORA
No es metáfora que nos amáramos en un río
ni que tus manos fueran de espuma,
tampoco que escribieras partituras con mi nombre
ni que se marchitase una rosa mientras dormíamos.
Nada es metáfora en mis palabras.
Que los cerezos se disfrazaran de acebos a tu paso
y los muros que albergaran a un triste emperador
despertaran sonrientes
mientras señalabas las estrellas
que nacían en mi cuerpo,
esto,
esto tampoco es metáfora.
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LA MEMORIA
A José M. Aguilar
I
Pregunté por mi nombre sin obtener respuesta,
y volví a preguntar.
En un gesto magnánimo me entregaron un puzzle
familiar, y dijeron, – Cierra el pico,
aquí están tus talentos -. Las piezas sin exordios,
inconclusas igual que un accidente aéreo.
Insistía mi nombre en la pregunta,
dijeron – ¡ Basta ya! Te dimos lo preciso -.
Silencio. Acariciaron mis dedos las teselas,
sintiendo el sudor frío del reconocimiento,
recuerdos olvidados,
extrañas limaduras de los libros
contados cada tarde.
Pregunté por tercera vez. Ya no respondieron.
Y sólo en el silencio supe que, ante esas manos,
se hallaba la memoria perdida de mi nombre.
II
Dos veces vivo en el recuerdo,
después como una maldición
los mapas se deshacen en mis manos.
Cuantas veces intento recordar,
me derrota el desánimo,
y me siento alarife en Babilonia,
construyendo una torre hacia mi dios
con palabras quiméricas.
Cuantas veces lo intento, cuantas veces
regreso, apenas queda
la presencia de algo perdido.
En aquel lejano lugar
un navegante inexperto
transforma el presente con sólo
secar una lágrima antigua.
III
Cuidaba aquel jardín como a una enfermedad
crónica, daba cada minuto, los de ausencia
incluso, obedeciendo a una liturgia íntima.
Cultivaba las sombras en anillos concéntricos,
y me nacían rocas recubiertas de liquen.
Ocupaba mis días en aquella quietud,
porque a nadie importaba mi nombre perdurable,
sino el hecho inequívoco
burlando – breve – al tiempo toda una eternidad.
IV
Me preguntó el chamán
si no era el habitante de una tekia
blanca. Negué mirando de soslayo.
Me preguntó, – y ahora,
¿ a quién debo entregar el grial
que contuvo tu esencia? –
– ¿ No será de cristal de Bacarrá? –
Me burlé un poco harto.
Golpeó el chamán por dos veces mi sien
con el cayado, y un rumor
me brotó de los labios como de hojas
al viento, como lluvia
de esferas o de días olvidados.
– ¿ Estás seguro hermano? ¿ Acaso no eres
recuerdo compartido ? –
Y entonces me otorgó
un nombre nuevo,
“ el-que-está-en-la-memoria-de-los-otros “.
***
WABI SABI
Si se ha roto la copa en que bebimos,
no barras sus fragmentos.
Pega cada uno, únelos con pasta
de oro y laca que realce para siempre
la línea de fractura