todo el amor

cuántos poemas y canciones

cuántas ciudades perdidas

cuántos duelos por la tarde

y cuántas noches insomnes

paseando por aquel barrio

todo ese amor

ese intenso latido en el cuerpo

que me llevó a cruzar puentes de hierro

donde no había un río

toda esa devoción

por un olor un brillo entre los dientes

el batir de una falda

la pulsera tatuada en un tobillo

toda esa fuerza inagotable

que una vez construyó un palacio blanco

e imaginó otro negro

es amor sin razón solo sentirlo

es amor para siempre

amar para vivir

cuántos poemas y canciones

y tan solo es un juego

letras recombinadas que férreas nos gobiernan

puedo entenderlo es fácil

perpetuar nuestra especie

aunque necesité repetir la experiencia

confirmar una tesis

creía en la trascendencia del amor

y perdí mucho tiempo

con los primeros versos juzgo un libro

y lo sigo leyendo o lo rechazo

por qué no supe hacerlo

con mi autobiografía

¿Se jubilan los que hacen castillos encantados?

Hoy hablo por nosotros, todos los que me habitan,

son tantos que no sé si el que empezó esta frase

es el mismo que ahora habla.

Aunque en mi día a día

me creo razonable,

soy compulsivamente emocional,

las emociones dicen o susurran,

después las decisiones van ganando coherencia

o se vuelven enigmas de nuestra biografía.

Sin vestido de cóctel  

la lógica nos agua el vino,

necesitamos la emoción

como una droga,

como la hierba que busco en los ojos

de los paseantes con los que me cruzo.

Hoy verán en los míos emoción,

hoy comencé a levantar un castillo,

cuando nos dicen descansad,

bien merecido lo tenéis,

disfrutad la pensión y moríos de tedio,

yo he comenzado a construir un castillo.

Quién puede jubilarse de su vida,

somos lo que hemos hecho,

y si no hicimos nada, nada somos,

un día dicen estáis jubilados,

¿jubilados de qué,

si no sabemos hacer otra cosa?

Alguno es hábil haciendo dinero,

otro lo es con la ciencia,

aquel, el que es pintor,

qué quiere usted, ¿que deje de pintar?

o yo, poeta al que nadie hace ni caso,

a quién molesta que no me jubile.

Por eso voy a construir un castillo,

en donde recibir

al músico que toca sin parar,

hasta que nace una nueva canción,

al que escribe los diálogos que tiene con sus otros

 o al que viene a acodarse en la ventana del cielo

y en su ensimismamiento me descubre

que otro universo especula en sus ojos.

Un lugar donde la humana ternura

nada tenga que ver con lo romántico,

light, all you need is light, deslumbramiento, emoción.

Y pensamos sin duda emocionarnos,

es la única manera de olvidar,

y de seguir creando, divirtiéndonos

con lo que siempre hicimos,

y pensamos seguir haciendo

a escondidas, guardando las monedas,

no mucho tiempo, hay prisa

por levantar almenas y terrazas,

y solo hemos nivelado el terreno

donde voy a construir un castillo encantado.

La lengua de los dioses

Es demasiado grande el universo, para poner a un dios que lo gobierne.

No soy capaz, ni entiendo,

ni intuyo cómo hacer que nos escuche.

Hay otros dioses más cercanos, familiares,

cada galaxia es dios, cada planeta,

nuestra Tierra no es solo roca, viento y agua,

es vida, innumerables vidas

que se pierden, que cambian y se adaptan,

que fluyen como un río hacia el océano

y todas ellas

son energía viva,

desde la energía de un virus

a la de una ballena,

es la misma energía en cada ser

que fluye como un río hacia la inteligencia,

hacia la mente de un dios más cercano,

su cuerpo es roca, viento y agua,

su corazón es hierro y níquel,

es nuestra madre Tierra,

la que puede enseñarnos la lengua de los dioses.

Bilis negra

Melancolía, dicen que eres difusa,

triste y que en tu sosiego perdiste el interés

y yo te siento intensa, tierna

y aunque me intranquiliza tu mirada,

me seduce el camino al que me invitas.

Eres intemporal, sabia y conoces

el fin de todas nuestras ilusiones,

pero aun así las alimentas.

Fuiste negra bilis,

aciago nombre

que te impusieron por miedo a lo extraño,

al que difiere,

por un agrio racismo filosófico,

porque todos alaban la alegría, el fervor,

engañosas imágenes,

espejos en la arena de un desierto

y yo te reivindico

como la única estrella segura al navegante.

Sinfonía

Nebulosa Velos del Cisne, fotografía de Fernando Abalos

A Xavier Llamas

Y no importa si estás bien o estás mal,

es agradable el ritmo de la música

que está en todo, no en vano todo vibra.

Y si fuera estridente algunas veces,

es aviso de un cambio de cadencia,

una transformación, un remolino

en un río muy grande que murmura

más grave que la aguda realidad.

Incluso cuando creo que no la escucho

y parece que todo está en silencio,

aún queda algún sonido imperceptible,

plumas que se desprenden de unas alas

que poderosas baten lentamente

las notas de infinitas sinfonías.

Estiercol

Las convicciones nacen cuando somos jóvenes

y cuando dejamos de serlo

el escepticismo trepó por los tobillos

y nos llegó hasta el mentón.

Aun así, el más escéptico conserva

las convicciones de la juventud,

las sigue, aunque no tenga fe en ellas,

las defiende en silencio, solo para sus ojos,

porque ante tanta mierda,

pensar que todavía cree en ellas,

lo tranquiliza, le da un respiro antes de volver

a pisar el estiércol.