Prima Littera

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La dirigieron, entre otros, Arturo LedradoJosé Luis Morante. Tenía un excelente diseño y contenido. En su número 10 publiqué este poema:

 LIMPIEZA ÉTNICA

 

Una calle cualquiera puede ser luminosa

o los escombros sobre los que juegan
los niños harapientos
y una playa cubrirse de sombrillas
y toldos bicolores
o estar crucificada con alambre
su arena mutilada.

Un valle puede ser verde y extenso,
un valle de trincheras,
y el puente que frecuentan los amantes,
un puente defendido del asalto.

Un nombre me recuerda una ciudad
o un campo de exterminio a sus afueras

y dos palabras limpias el éxodo de un pueblo.

 

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Poeta de cabra

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Nació en abril de 1998 y desapareció con su número 8 en la primavera de 2000. Fue dirigida por Sonia Rincón, Juan Manuel Navas, David Torres y Julieta Valero. Guardo sus 8 números, de encuadernación y textura cálidas, tiernas, con devoción.

En Poeta de cabra publiqué los siguientes poemas:

 

El reloj que el marino Alí Bey encontró en la costa de los piratas, y los ensueños y horas desconocidas que pulen su esfera

 

a Gaspar Rey

Hoy ha llamado a la puerta el que dibuja un sueño, lo talla o lo funde, lo engarza y lo vende,
hoy ha venido el que elige el sueño en la cueva del decomiso, entre tantos otros en venta,
hoy me dijeron que vale tanto un verso como el vidrio y el cobre.

Sobre mi mesa hay pueblos de pescadores, que siguen mirando al desierto,
y hay cacatúas violáceas que comen agujas de reloj;
porque me han traído el ensueño y la hora desconocida,
y a los viajeros, sus largas historias, encantamientos y acrobacias.

Es una esfera fría en la mano y en los labios que sobre ella se posan.
Es imperfecta en su curvatura, donde le dieron un punto de apoyo,
para poder dejarla en la mesa, y mirarla y ponerse a soñar.
Es una esfera, y teje como las viejas, al descuido, extraños pensamientos.
¿ Cuál debería ser su nombre, el de alguna famosa embaucadora, o cualquier otro,
pájaro sobre el vientre de las mujeres, acaso pájaro del mar ?

¡ Oh, qué belleza había en las manos del artífice cuando trabajaban !
Cómo las imagino engarzando ensueños y horas,
nombres que vienen sin ser llamados, campos de aguas aceitosas y azules,
nombres que vuelven, y un horizonte que no pierde su color al ser alcanzado.

Hay un objeto sobre mi mesa o una multitud de pescadores,
viejas que ya no tienen un cielo en su vientre donde volar ,
sueños paseando desde las cosas a las fronteras.
Es una esfera fría que enseña cómo se fabrican la horas,
sin explicar por qué las agujas batallan,
el origen de su misterio.

 

El viaje

 

Dicen que los viajeros tienen ojos de arena,
y entre la gente fueron siempre extraños,
porque ninguna piel, ningún lugar,
les ofreció esperanza.
Dicen que cuando quedan detenidos,
sin ganas, sin dinero, o sin salud,
se sientan en cualquier rincón de un sueño,
y mueren de tristeza.

Dicen que el viaje es una gran mezquita de oro,
de donde parten
los áridos senderos de uno mismo.

 

Las murallas de Jericó

 

Os recitaré una y otra vez
las puertas de la memoria
puertas de Jericó
guardadas en su laberinto
hasta que caigan sus sellos.

a jan garbarek
Sobreponiéndose al murmullo
de la brisa, el rumor del viento
al rumor
el aullido de la galerna
al aullido
el golpear de los postigos
a los golpes
los ojos ensanchados por el miedo.

Sobreponiéndose al destello
del rayo, el contraluz del cuarto
al contraluz
la sombra del baobab en la roja sabana
a la sombra
la oscura boca del pozo de los sin luz
a la luz
los oídos asombrados por el silencio.

A la rosa
la fragancia de una judería
a la fragancia
el olor del agua balsámica
a los bálsamos
el salobre océano en los olivos
a la resina de sus troncos
como un trasiego de vino.

Al vino
el sabor de lenguas bulliciosas
a los labios
otros labios combativos
a las uvas
por sus manantiales dulces
a la sangre
el aleteo de la venganza.

A la piel
que recubre los senos las manos
a las manos
la piel sumergida
a la piel
y sólo a ella el sonido
de tu aliento malva.

 

Hexagrama

 

a Manotes

Aquí está el hombre incrédulo que malquiere a su señor, y murmura y reniega de sus símbolos, porque no hay señor que merezca respeto, si deja sus tierras en manos violentas y ambiciosas.

Aquí está el hombre, ¿o es un perro entrenado?, el que destroza la ropa, y no encuentra ni la carne, ni el hueso, ni siquiera la rabia; sólo el odio, que le une a su enemigo.

Aquí está el hombre; es ciego, y en su camino se detiene, y después de mirar al horizonte, recoge su mirada que alcanza el perfil de las hojas. Allí el hombre encuentra la luz, el color que antes no había.

Aquí está el hombre, está liando cigarrillos, que encendidos arroja a un océano nocturno, intentando que se alumbren sus límites. Pero el hombre se avergüenza, y piensa en una ruta, un faro, una estrella, un maestro que le ayude a cruzarlo.

Aquí está el hombre, hablando con los que siguen la enseñanza de un hombre venerable, mas sólo saben de ritos que enmascaran, de ritos que ordenan el vacío.

Aquí está el hombre, solo en un valle donde no quedan más lágrimas que las del rocío, ni más sendas que las holladas por otros hombres, ni más fin que añadir un trecho más al camino.

La moraleja

 

a David Torres

Estoy viviendo un tiempo antiguo, vosotros ya lo recordáis de alguna manera,
como nosotros recordamos el vuelo de un dirigible
o las viejas revoluciones de octubre y los acorazados rebeldes de Einsestein,
con la misma melancolía de lo que quiso ser y nunca terminó siendo.
Tanta rosa marchita en los fusiles,
tanta rosa acabada en anagrama,
tanta tormenta huérfana de viento.

Recordáis un inmenso valle y los hongos grises que cubrían las ciudades
y a lo lejos el mar llevándose el resto de aquel gran festín
y a los hombres contradictorios que ansiaban el sentido de las cosas
y no se conmovían con el anuncio de la extinción del tigre para el año dos mil quince.
Y a los que vinieron a la nueva Bizancio para aprender de sus códices y comer en sus despensas
– fue imparable como los ciclos que mueven la naturaleza,
nos entregaron la esperanza y ninguno la reconocimos -.
Las religiones convocaban espadas y las multinacionales compraban estados,
pero también había gente sin nombre que calmaba las heridas y el desconsuelo,
– aquellos que guardan las trincheras del hambre y la miseria,
haciéndonos sentir menos culpables -.

Cuando conoces el final de una historia, conoces su moraleja
y entonces, – si nos encontráis –
quizá recordaréis la anécdota que nos resume:
«Aquel murió colgándose de un sueño,
a ese no le alcanzó la gratitud
y esa pantera un día se hizo puma».

Esos serán, esos son vuestros recuerdos, no los míos,
y os atraen como las raíces tiran de las hojas, hasta secarlas en otoño.

Cuadernos del Matemático

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Cuadernos del Matemático es una revista de vanguardia. Conviven en ella esencias maduras con elixires jóvenes, sin más pretensión que la de mostrar, la de ser espejo del presente. De otra parte, es un lujo literario en el que el rigor se asocia con la experimentación dentro de una presentación impecable.

Cuadernos del Matemático es editada por el Instituto Matemático Puig Adam de Getafe desde finales del año 1988. Dirigida por Ezequías Blanco es uno de los mejores refugios de la poesía en España. Yo he tenido el placer de publicar éstos poemas:

  • La memoria Nº 19
  •  La puerta salada  Nº 26
  • Snake Alley  Nº 2
  •  No es metáfora.Nº 31
  • Como Nº 31
  • Es posible Nº31
  • Wabi-sabi Nº 31

 

***

NO ES METÁFORA

No es metáfora que nos amáramos en un río
ni que tus manos fueran de espuma,
tampoco que escribieras partituras con mi nombre
ni que se marchitase una rosa mientras dormíamos.
Nada es metáfora en mis palabras.

Que los cerezos se disfrazaran de acebos a tu paso
y los muros que albergaran a un triste emperador
despertaran sonrientes
mientras señalabas las estrellas
que nacían en mi cuerpo,
esto,
esto tampoco es metáfora.

***

LA MEMORIA

A José M. Aguilar

I

Pregunté por mi nombre sin obtener respuesta,
y volví a preguntar.

En un gesto magnánimo me entregaron un puzzle
familiar, y dijeron, – Cierra el pico,
aquí están tus talentos -. Las piezas sin exordios,
inconclusas igual que un accidente aéreo.

Insistía mi nombre en la pregunta,
dijeron – ¡ Basta ya! Te dimos lo preciso -.
Silencio. Acariciaron mis dedos las teselas,
sintiendo el sudor frío del reconocimiento,
recuerdos olvidados,
extrañas limaduras de los libros
contados cada tarde.

Pregunté por tercera vez. Ya no respondieron.
Y sólo en el silencio supe que, ante esas manos,
se hallaba la memoria perdida de mi nombre.

II

Dos veces vivo en el recuerdo,
después como una maldición
los mapas se deshacen en mis manos.

Cuantas veces intento recordar,
me derrota el desánimo,
y me siento alarife en Babilonia,
construyendo una torre hacia mi dios
con palabras quiméricas.
Cuantas veces lo intento, cuantas veces
regreso, apenas queda
la presencia de algo perdido.

En aquel lejano lugar
un navegante inexperto
transforma el presente con sólo
secar una lágrima antigua.
III

Cuidaba aquel jardín como a una enfermedad
crónica, daba cada minuto, los de ausencia
incluso, obedeciendo a una liturgia íntima.

Cultivaba las sombras en anillos concéntricos,
y me nacían rocas recubiertas de liquen.
Ocupaba mis días en aquella quietud,

porque a nadie importaba mi nombre perdurable,
sino el hecho inequívoco
burlando – breve – al tiempo toda una eternidad.

IV

Me preguntó el chamán
si no era el habitante de una tekia
blanca. Negué mirando de soslayo.

Me preguntó, – y ahora,
¿ a quién debo entregar el grial
que contuvo tu esencia? –
– ¿ No será de cristal de Bacarrá? –
Me burlé un poco harto.

Golpeó el chamán por dos veces mi sien
con el cayado, y un rumor
me brotó de los labios como de hojas
al viento, como lluvia
de esferas o de días olvidados.

– ¿ Estás seguro hermano? ¿ Acaso no eres
recuerdo compartido ? –

Y entonces me otorgó
un nombre nuevo,
“ el-que-está-en-la-memoria-de-los-otros “.

***

WABI SABI

Si se ha roto la copa en que bebimos,
no barras sus fragmentos.
Pega cada uno, únelos con pasta
de oro y laca que realce para siempre
la línea de fractura