No importa no entender el idioma, escuchar la poesía en japones, árabe, urdu o hindi a algunos nos engatusa. Es el ritmo, la entonación, la palabra que, si bien es incomprendida, sugiere un misterio, eso es el alma de la poesía. Y cuando digo que engatusa a unos pocos, me refiero en mi entorno hispánico, porque, como se ve en los vídeos de la India, allí mucha gente está abducida y participa del vaivén de los versos.
Me contaron una historia en la Ciudad de México. Jaime Sabines llenaba un Auditorio Nacional, al lado del Bosque de Chapultepec, y ponían altavoces en el exterior para que lo escucharan la gente que había quedado fuera. La poesía mueve a la Humanidad, aunque en algunos lugares – mi querida España – su fuerza sea escasa, sin embargo enraizada. No perdamos la esperanza, esta tierra siempre fue de buenos bardos.