cuando me devolvieron
mis alas
caí en la cuenta
mi soledad construida
como piel
de alguna aleación impenetrable
me había transformado
en un hombre
de acero
un hombre solitario
el único testigo
de mis propias hazañas
héroe desconocido
dentro de su armadura
del que no cantarían
juglares
mandolinas
eléctricas guitarras
ya puedo volar mis alas buscarán
la atmósfera impalpable inhabitada
o el bullicio del bosque
donde apenas hay riesgo de encontrarse con alguien
porque temo la mano
portadora del fuego
que deshaga
lo que soldé con hilo
de una materia oscura
temo mi piel descalza
su traición
se abrirá al primer rayo
como la flor hambrienta
y entonces estaré otra vez
totalmente desnudo
a merced de esa mano
que deseo
que temo