Sobre una parábola de Buda
cegué mis ojos
y el corazón sentía
amordacé mis oídos
y al fin
lo que herirlo pudiera
no lo alcanzaba
pero sin ojos
no hay horizontes
y sin oídos los pájaros
son pequeños fantasmas
para un corazón sordo
ya no hay miedo
ni tampoco razones
nada hay que justifique
su latido
Esa flecha te hace inmortal.
Muy buen poema.
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