A Ana Gutierrez-Semprún Urdiales
los sonidos del bosque se ecualizan
el idioma del cuervo es un hacha y golpea
el crujir de los pinos vencidos por la carga
no oculta el de mis pasos
y nada se interpone a los ladridos
que llegan desde un lienzo vaporoso
el cielo de las almas buenas debe ser así
pero sin frío pues nos las imaginamos
en sandalias con túnicas de lino
y rostros somnolientos
un lugar incoloro
con excelente acústica
en la nieve soñamos bien despiertos
porque no somos ángeles soñamos
como corzos atentos al peligro