Mi cuerpo es tu cuerpo como te pertenece tu pelo y el vestido que te cubre y la música que sale de mis manos.
Tu cuerpo es mi cuerpo como estos versos lo son y mi gorra y mi peculiar narcisismo,
lo sé cuando gimes y tus gemidos se acompañan con los míos.
No hay mayor placer que dártelo sin urgencia, como si creciera la hiedra entre tus piernas
ni más deseada entrega que el desarmarme en tus labios siempre nuevos.
Tenemos mucho tiempo, el tiempo suficiente
para que nuestras raíces se enreden como las de los álamos en el río.
Fotografía de Alfonso Arias «Paputxi»