Me llamaron a filas y en un mes
me convertí en soldado, obedecía
automáticamente cualquier orden.
Yo estaba recogido entre los pliegues
del traje de campaña o del autómata
que accionaba mis pasos y esperaba
el refugio del sueño para entrar
otra vez en mi cuerpo abandonado.
Cuando juré bandera me sentí
libre con condiciones sin saber
por qué hasta que un sargento ¿o un brigada?
se despidió no vuelvas y si vuelves
no será necesario que te explique
que solo eres una orden que acatar.
El miedo es un chasquido es una impronta
con el miedo se mueven los ejércitos
pero es solo un ejemplo ¿o a nosotros
no nos mueven tirando del mismo hilo?
Es difícil luchar contra un fantasma
un recuerdo olvidado que se esconde
hasta que a una señal toma el control.
¿Cuántos miedos se ocultan en mis actos?
¿Cómo puedo evitar a los que asustan
con pandemias con armas bio-ilógicas
armas de destrucción masiva ¿o no?
Para que el miedo cale en nuestros huesos
hay muchos que cooperan pocos saben
las reglas de ese juego y los demás
creen que es justo lo que hacen ni lo piensan.
Esto no es nuevo siempre ha sido así
aunque hoy asusta más ese fantasma
porque es más poderoso más feroz.