Cada mañana vuelvo a respirar
renazco sin memoria y necesito
recordar aprender todo de nuevo
mi desmemoria cubre lo que sé
de una capa de cera que el calor
del día ablanda y hace casi líquida
entonces salgo a ver como despierta
el mundo cada día es distinto
lo que sucede es nuevo irrepetible
lo sé por lo que escribo reconozco
mi letra en los papeles de mi mesa
y más tranquilo al ver que no se trata
de aquella maldición de la marmota
adopto la estrategia de las flores
y mi cáliz se llena de rocío
que apacigua la sed de las abejas
siento que en cierta forma su aguijón
rasga el velo que cubre mi memoria
y por esa hendidura los recuerdos
escapan en desorden convocados
por una flor de lis pintada en piedra
el canto de los pájaros el ruido
de una granja en el valle una campana
el violento color del algarrobo
o el paso de un avión que labra el cielo.
Y camino en la niebla y me deslumbro
cuando la luz se filtra en algún un claro.