a fuerza de bloquear los pensamientos
que me alteran
el miedo
la tristeza
la alegría que el tiempo convierte en melancólica
mi pizarra parece una pared
que acaban de enlucir
una pared color nirvana
y la paz no se firma
cubriendo los grafitis que el recuerdo dejó
el color blanco no es signo de paz
sino de rendición
es el revestimiento del vacío
nada es posible en él pues no hay razones
para que algo suceda
entonces intenté otros caminos
me pasé al bando de los grafiteros
que firman las paredes con gruesos garabatos
efímeros dibujos
que el tiempo palidece
con más acierto que mi voluntad
y vuelvo al desconcierto
parezco un general sin estrategia
durante una batalla
en la que ya se sabe derrotado
La guerra de las emociones y los sentimientos. Una agonía imposible de sobrepasar cuando no tenemos el control de nuestras almas, que desobedientes continúan apostando a lo imposible.
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