Claro que el tiempo pasa,
es el lógico fluir del Universo,
de todo lo que abarca materia y energía.
El tiempo pasa,
no se detiene,
un instante sucede y no retorna,
lo que aquí estuvo, ahora está en otro lugar,
es un dios o herramienta independiente
que como fina lluvia va lavando la vida,
la materia de roca o de moho son lo mismo
para ese dios metódico
que en la fórmula mágica
es variable invisible.
Pero en aquella fórmula hay otra variable
olvidada, quizás oculta,
la materia consciente, minúsculas partículas,
chispazos de dolor
que de un ascua golpeada se desprenden.
Y sufrimos tú y yo y la ballena
que se sumerge y siente como el mar la abraza
en su última inmersión.
Chispazos de dolor
que se rebelan contra el despótico dominio
del tiempo y la energía,
de la materia inerte que no nos considera.